Siguen los cazadores suecos, esas bestias inmundas, asesinando lobos sin parar...
A las 10.29 de la mañana ya mataron un lobo en una zona de Värmland frontera con Noruega.
A las 11.10 asesinaron otro en Örebro... a las 12.24 mataron otro lobo del grupo de Skacksjöreviren en Värmland. Ya habían matado 4 lobos del grupo. Poco después, a las 12.35, matan una loba más del grupo de Kockhonka, Värmland también. Creo que a este pobre le habían dejado herido de muerte, sufriendo, y después le debieron descubrir de nuevo y rematar los sádicos cazatas. Esta loba pesó 42 kgs. Ya van 4 lobos muertos en ese grupo.
A las 14.29 matan al primer lobo del grupo de Flatmossen, Värmland, donde quieren matar otros cinco. Y a las 15.51 cae el último lobo de la jornada, el segundo del grupo Flatmossen, donde quieren asesinar otros 4 lobos inocentes que están sentenciados.
La masacre del día 5 de enero, para nosotros día de Reyes Magos, ha sido de 10 lobos. En 4 días han asesinado 32 lobos, uno de los cuales no entra en su recuento porque, según ellos, merecía morir por sarnosa.
La matanza sanguinaria, cruel, cobarde y miserable, continuará mañana. Si alguien tiene dudas de lo que es la caza, aquí tiene un ejemplo asqueroso.
Os dejo un pequeño relato, dramático, real, y brutal, de Nina Nord, que le contó a la periodista Susann G.Engqvist.
La primera víctima de la caza del lobo.
No sabemos qué edad tiene. Pero que era adulta, probablemente tenía algunos años, y pesaba 39 kgs. Mucho para una loba. Así que tenía buen aspecto, estaba fuerte en sus mejores años.
Quizás había tenido cachorros, tal vez no. Se dijo que iba sola, sin más rastro que su propia desesperada carrera para escapar de los perros acosadores y los cazadores, vista en la nieve.
Quizás era una nómada solitaria, en busca de un compañero de vida.
Quizás era parte de una pareja que se separó temporalmente para proteger a sus cachorros. Lo averiguaremos más adelante.
No me permitieron tocarla. Absolutamente prohibido fotografiarla, ni siquiera tocar mi teléfono móvil, desde donde mi amiga siguió en secreto y en silencio el incidente desde mi bolsillo. Así me sentía más segura.
Pero, a pesar de que no pude documentar con fotografías, está su imagen conservada para siempre en mi memoria. Estaba acostada de lado, en un banco de acero inoxidable brillante. La habitación olía a muerte. En la habitación contigua había otros muchos cuerpos de criaturas del bosque en distintos grados de conservación. Intenté respirar sólo por la boca.
Su pelaje era de un hermoso gris con pelos negros. El que lo consiga, lo pondrá en la pared, como una manta en el sofá, o dejará que los niños jueguen con él cuando su cuerpo esté desollado. Nunca lo podremos saber.
El lado con el agujero de bala, que le había atravesado el ojo derecho, estaba hacia abajo. El lado izquierdo de su cabeza, donde el disparo le había volado el cerebro a través de la oreja, estaba levantado.
Tenía sangre en la boca. Alcancé a ver un colmillo que parecía sano pero algo desgastado, como los dientes del lobo se vuelven después de unos años. Pude ver en el otro ojo entrecerrado, intacto pero ahora ya para siempre ciego. Había un toque de verde en el color ámbar.
Era una loba preciosísima.
Nina Nord, Värmland, para la periodista Susann Gson Engquivst.
Gracias a Svenska Rovdjurföreningen.
