La persecución al lobo por parte de intereses de la industria de la carne (ganaderos), lobby cinegético y políticos (réditos electorales), está presente en todo el rango de distribución del cánido. En Idaho (oeste estadounidense) la población de lobos se ha ido recuperando poco a poco. Los cazadores dicen que los lobos atacan a alces y wapitíes y los ganaderos dicen que no pueden coexistir con el lobo. Pero la realidad es que el lobo, depredador apical fundamental para mantener el equilibrio de los ecosistemas, está extinto en el 85% de su rango histórico de distribución de USA.
El 4 de enero entra en vigor la eliminación del lobo, por parte de Trump, del listado de especies amenazadas, algo que ha sido celebrado por la Asociación Nacional de Ganaderos de Carne y por el lobby de la caza. A partir de ese día, se podrá cazar de nuevo trofeos de lobo en la Región de los Grandes Lagos, lo que va a paralizar por completo la recuperación de la especie, como ya sucedió en 2011, cuando se eliminó de la lista en la Región y se produjo una brutal masacre de lobos, volviéndose a incluir en el listado de especies protegidas en 2014. La diferencia es que ahora, Trump elimina la protección del lobo en toda Norteamérica (excepto Alaska y al lobo mexicano). Hay seis organizaciones conservacionistas que están movilizándose, representadas por Earthjustice.
Cada Estado ha recurrido a interpretar la exclusión de la lista en sus propios términos administrativos para, en algunos estados, facilitar más la caza del lobo como trofeo. Evidentemente, esto paralizará la recuperación de la especie y desestabilizará los ecosistemas, que ya están afectados por la escasez de lobos, que son los que regulan la población de coyotes impidiendo que incidan dramáticamente sobre el amenazado berrendo, sanean las poblaciones de cérvidos y evitan el sobrepastoreo de estos en los bosques. Los conservacionistas están intentando, por n-ésima vez, que los ganaderos utilicen métodos preventivos contra los daños en vez de métodos letales.
El lobo casi desapareció de USA en los años 60, pero en 1973 se incluyó como Especie en Peligro de Extinción y fueron reintroducidos en Yellowstone y Idaho en 1995. En 2008 y 2012 fueron eliminados del listado de especies protegidas y fueron cazados muchos lobos, principalmente en Idaho, Montana y Wyoming, y por parte de los ganaderos de carne. Esto ha demostrado ser contraproducente. Una investigación del Carnivore Coexistence Lab de la Universidad de Wisconsin Madison ha demostrado que matar lobos aumenta tres veces los daños al ganado, algo que está respaldado por estudios de etología en otros lugares. Al matar lobos se desestabilizan los grupos, los jóvenes inexpertos inciden más fácilmente sobre el ganado y la edad reproductiva desciende, por lo que los grupos se componen de ejemplares más jóvenes y propensos a atacar sobre el ganado. Nada nuevo para los que conocen la etología del lobo. Esto mismo lo explico, por ejemplo, en "Cómo proteger el ganado con perros" (Tundra Ediciones). Y lo corrobora la bióloga de la Universidad de Alberta, Collen St.Clair.
Es sabido que los lobos, si no están siendo afectados por "controles letales", prefieren las presas salvajes. Se ha comprobado que si hay una buena población de presas salvajes se reducen los daños al ganado. Cuando los alces y ciervos son reducidos, se impele al lobo a incidir sobre ganado. El uso de perros de protección es el método más eficaz del mundo, que puede ser complementado por rediles y fladrys.
Se ha evidenciado que los lobos huyen de explosiones aletorias de luz colorida, ruido y movimiento colocados en rediles. El rock duro, por ejemplo, puesto en marcha al detectar la presencia de lobo, provoca su huida inmediata. Las luces estroboscópicas (de destellos breves y rápidos, como las de la policía) y las pistolas de fogueo también ahuyentan a los lobos. Las marionetas bailarinas inflables, que bailan de forma impredecible, son muy eficaces, como los fladrys puesto que los lobos tienen una innata neofobia que les hace huir de todos esos objetos extraños en movimiento. Esto fue probado en Oregón con gran éxito.
Hay una empresa medioambiental sin ánimo de lucro, Resolve and AI Company CVEDIA, que ha creado WildEyes (ojos salvajes) diseñada para elefantes salvajes que entran en cultivos en Sri Lanka y Tanzania. Es una cámara que reconoce individuos diferentes y alerta al ganadero de la presencia de "intrusos" o puede incluso activar elementos disuasorios. Esto se ha probado con lobos tibetanos. Incluso hay un ganadero en Montana que tiene un dispositivo que le permite monitorear la frecuencia cardíaca de su ganado. Cuando detecta estrés, alerta al ganadero. Otros contratan jinetes que patrullan a caballo el área de pastos y manejan un poco al ganado para que pasten en grupos más densos, estén las madres con los terneros y también vigilan la presencia de ganado herido y lo conducen a zonas seguras. Y otros ganaderos de USA están usando fladrys combinados con cercas eléctricas, lo que funciona perfectamente para rebaños pequeños.
Pero, una vez más, el uso de perros de protección es la herramienta más eficaz y demostrada del mundo. Por eso yo escribí "Cómo proteger el ganado con perros" (Tundra Ediciones). El uso de este tipo de perros, seleccionados durante milenios, es lo más exitoso. La Universidad de Michigan realizó un estudio (2010) sobre la eficacia de los perros (eran perros de Montaña del Pirineo), descubriendo que, efectivamente, las visitas de los lobos a las ganaderías que tenían daños al menos una vez al mes, y en las que se habían colocado, al azar, perros de protección, se habían reducido a CERO durante tres años. Algunas ganaderías tienen extensiones enormes y tienen que implementar varios métodos a la vez.
Suzanne A.Stone realizó un estudio de 7 años comparando los daños en ovino en un área donde se realizan controles letales con los daños en otra zona protegida por jinetes, turbofladrys, perros de protección y otros elementos disuasorios. Las zonas donde se implementaba prevención no letal tuvieron 3.5 veces menos ovejas muertas (sólo el 0.02% del número total de reses).
Aún así, las distancias están bien marcadas por la percepción cultural y los políticos y ganaderos no aceptan fácilmente el cambio a medidas no letales. Por lo visto, más de la mitad de los ganaderos apostaban por medidas no letales pero no hay financiación para ello. Oregón subvenciona los costos de medidas preventivas.
David Nieto Maceín
Para más info, esto ya lo publiqué en entradas anteriores:
https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0209716