jueves, 9 de julio de 2020

EL LOBO EN LOS CUENTOS DE NUNCA ACABAR


En mi libro "Lo que el lobo sabe. Ecoetología y conservación del lobo", publicado por Tundra Ediciones, dedico el capítulo final al mito y la realidad ecoetológica del lobo e introduzco el capítulo con una sabia frase de mi amigo Ramón Grande del Brío que dice: 

"El lobo podrá, tal vez, ser erradicado de su ambiente natural por el hombre, pero a éste le será mucho más difícil desterrarlo del mundo de la imaginación". 

Encierra varios mensajes esa frase. El lobo ha sido perseguido durante miles de años por las culturas ganaderas de Eurasia y, en pos de esa persecución, ha evolucionado toda una cultura del lobo, con mitos, leyendas, cuentos y fábulas infantiles que muestran siempre al lobo como portador de todos los vicios y defectos humanos. 

Generaciones y generaciones crecieron desarrollando en sus periodos más sensibles un miedo al lobo que, los adultos, transformaron  en odio. Muchos niños no saben ni cómo es un lobo. De hecho, lo he comprobado en países donde el lobo no existe, sólo la palabra "lobo" les evoca miedo, peligro, a veces "fascinación temerosa" o atracción o morbo por lo "peligroso", pero no conocen al lobo, no conocen la verdad. Y una vez que han cumplido cierta edad, es imposible promover un cambio hacia el conocimiento.  
Y no creáis en el mito de la gente de campo & gente de ciudad... porque, en este terreno, la incultura se prodiga precisamente mucho más allí donde se han mantenido con más fuerza estas leyendas absurdas: en el mundo rural. 
Como dice Ramón Grande del Brío, aunque el lobo sea exterminado a causa de la imagen que de él se tiene, esa imagen permanecerá por siempre. Aunque el lobo fue exterminado de Gran Bretaña, o de grandes extensiones de norteamérica, o de Centroeuropa (donde ahora regresa), su leyenda negra sigue viva. Caperucita es del siglo XVII al igual que la desgraciada frase: "El hombre es un lobo para el hombre". 

El otro día, ante mi insistencia sobre que no contase los cuentos en los que los lobos se comen niños, mienten o aterrorizan de una u otra forma, una contadora de cuentos me dijo: "el lobo es el símbolo del mal y siempre ha sido así". Este aferrarse a la tradición, aunque sea dañina para algo, es siempre perjudicial e incoherente. Hay que evolucionar. Estas cosas son las que hacen que no se salga de ese agujero de ignorancia, miedo y odio que, aunque las culturas ganaderas lo quieran mantener, es especialmente nefasto para la conservación de nuestra biodiversidad. Pero no hay más ignorante que quien, siéndolo, no quiere saberlo. 
Lo curioso es que hemos etiquetado al lobo justamente con los más horribles defectos de humanos, defectos que precisamente el lobo no tiene. El asesino, el mentiroso embaucador, el forajido infanticida, abominable y sanguinario. No hay lobos así. 
El resultado es que, aunque nos parezca absurdo, la realidad supera a la ficción: la base de la persecución del lobo son estos cuentos infantiles. 

Yo creía que esto se iba superando pero de pronto veo que aún hay ignorancia atrevida... ahora se usa al lobo como símbolo del abuso. Un libro para niños y niñas retoma la figura del lobo para la temática del abuso. El lobo (malo) se disfraza de humano para parecer bueno... el bosque, la oscuridad, el lobo... de nuevo falsedades aterrorizando a los niños... un caldo de cultivo para la persecución del lobo en el mundo rural o para la falta de apoyo en el mundo urbano. 
En fin, muy diferente al libro que, con la temática del maltrato de género, escribió mi amiga Concha López Llamas, Beatriz y la Loba, en el que comparaba el respeto del lobo a la loba en comparación con lo que sucede en algunos humanos, que además persiguen y matan al lobo también.