miércoles, 26 de agosto de 2015

INTERPRETACIÓN DE ENCUENTROS CON LOBOS EN ESCANDINAVIA.


Ya os he contado muchas veces que en Escandinavia son muy miedosos y el miedo al lobo está muy arraigado, algo que siguen alimentando con multitud de falsos cuentos y leyendas absurdas. El mayor problema allí no son los daños al ganado, aunque lo usen como tal, puesto que no existe prácticamente ganadería profesional y no existen rebaños ni grandes ni medianos. La población de lobos, además, es reducidísima. El mayor problema social que se plantea en Escandinavia es el de los sami, los lapones, criadores de renos, que no quieren compartir territorio con el lobo. Como os he dicho en repetidas ocasiones, los sami ya no viven en armonía con su medio puesto que no son capaces de compartirlo en armonía con la fauna salvaje. Atentan contra el medio natural matando furtivamente lobos y exigiendo a los gobiernos la desaparición del lobo en los territorios de cría de sus renos. Y el otro problema es el de los cazadores, que quieren matar lobos y que en algunas ocasiones pierden perros que se adentran en territorios de lobos en busca de alces y son abatidos por aquellos. De esto ya os hablé... aunque los perros de caza muchísimo más disparados por los propios cazadores por accidente y aún mucho más atropellados en las carreteras, los ataques del lobo se ven como algo terrorífico. 
Constantemente se emite el mensaje a la población, en Suecia y Noruega al menos, de que los lobos son peligrosos para los perros y para los niños. Si se ve un lobo en un bosque frecuentado por la gente, se precinta el bosque en cuestión y la policía lo vigila de forma patética. Esto, para quienes vivimos y frecuentamos territorios de lobos, es de chiste. A mí me provocaría risa pero es una de las cosas que más daño hace al lobo: el miedo absurdo. 
En Noruega, una de las muchas cámaras de fototrampeo de esas que salpican nuestros montes y bosques convirtiéndolos en "El gran hermano" natural (algo que me tiene hasta las narices, por cierto), una cámara trampa captura un vídeo de un lobo y a los pocos minutos de una familia ¡¡¡oh, noooo!!! con su hijo de cuatro años. Lo de la familia lo llevan muy mal... pero lo del niño los noruegos y suecos no pueden soportarlo. Que un niño haya estado a tan poca distancia de un lobo salvaje en algún momento para ellos resulta de lo más terrorífico. Se presupone, admite, se tolera y se consiente con más o menos resignación que en muchos momentos haya podido estar junto a un criminal de cualquier índole... pero que se descubra que un lobo ha estado a tan pocos metros les parece, a los nórdicos, algo inaceptable y terrible. Y te lo dicen claro y sin posibilidad de entendimiento: "¡Son lobos! ¡Son predadores!". 
En fin, que en el vídeo en el que los noruegos y suecos están viendo el peligro de la cercanía de un lobo, yo veo que esta familia ha tenido la enorme fortuna de pasear por un lugar que alberga lo más salvaje de la vida silvestre. Un lobo que camina por una senda del bosque, detecta humanos y, muy precavido, se da la vuelta y huye por lo más denso del bosque. A los cinco minutos llega esa familia pero tiene la desdicha de que ya no puede encontrarse con la maravillosa imagen del lobo salvaje, una suerte que muy pocas personas tienen... y el lobo habrá huido despavorido alejándose a muchos cientos de metros durante esos cinco minutos.