lunes, 21 de diciembre de 2009

EL LOBO DE SUECIA. ACLARACIÓN A LECTOR.

Me dice un anónimo que si el lobo de Suecia ha sido "importado"...
Rotundamente NO. Suecia siempre tuvo lobos y siempre ha tenido lobos. El ecosistema de absolutamente todo el territorio nacional de sueco tiene una fantástica capacidad para albergar una buena población de lobos; el problema es que los suecos (en general) tienen mucho desconocimiento acerca del lobo y el lobo no es muy popular, desgraciadamente. A pesar de que Suecia fue el primer país de Europa en proteger al lobo, le han dado mucha caña y actualmente su población es una de las que peor situaciones tienen de cuantas quedan en el mundo. En la mayoría de los países de Europa Occidental ya no quedan lobos. Los lobos de Suecia renuevan sus poblaciones con los que pasan, de forma natural (en la naturaleza no hay fronteras, no hará falta que lo recuerde) desde Finlandia, por Laponia. Pero los filtros escopeteros son muy duros y la mayoría mueren en este paso. Y los lobos suecos tienen un gravísimo problema endogámico.
Pero los lobos suecos son los mismos que los finlandeses y que los rusos. Lobos europeos. Y son poblaciones salvajes, naturales. Claro. Nadie los ha puesto ahí.

jueves, 3 de diciembre de 2009

VERGONZOSO: SUECIA PERMITE LA CAZA DE LOBOS.

Estoy en Suecia. La última noticia me remueve las tripas. El Göteborg Posten la titula: "De 20 a 40 lobos pueden ser matados este invierno". Es la primera licencia de caza del lobo en 45 años. Algo vergonzoso en un país moderno pero con una población de lobos que resulta ser la 2ª más amenazada del mundo, con tan sólo 20 grupos reproductores y unos 200 ejemplares con graves problemas de consanguinidad. Resulta que el gobierno sueco dice que no quiere que haya en todo el país más de 210 lobos. Así de chulesca es la afirmación. En un país con una extensión casi como la ibérica (donde hay 10 veces más lobos y una cabaña ganadera infinitamente mayor) y con unas condiciones naturales idóneas para que hubiera lobos por todo el territorio. Añádase que serán matados todos los que se puedan independientemente del cupo porque al lobo se le odia en este país.
Es algo absolutamente paradójico: un país que ama a los perros como ninguno pero que odia a los lobos como pocos. El otro día lo expliqué en la conferencia de dicté en Valencia y puse, precisamente, como ejemplo, a Suecia: lo que más daño hace al lobo es la ignorancia. Si a la ignorancia se le añaden las transmisiones culturales ancestrales, aquellas que pintan al lobo como el más sanguinario y peligroso predador de la naturaleza, la gente tiene miedo. Sí. Miedo al lobo. Parece de risa, en realidad, pero prácticamente todos los suecos aún creen ¡¡¡todavía, sí!!! que los lobos pueden predar sobre los humanos, que son peligrosos para los humanos, y que si te los encuentras en el bosque, te comen como a Caperucita y su abuelita. Por eso, el 8 de noviembre, cuando apareció un lobo cerca de Göteborg, todo el mundo se alarmó; me dicen, los profanos, la gente de a pie, que está lleno de lobos. ¡¡¡Los padres no querían dejar a sus hijos en las paradas de los autobuses!!! Realmente parece de chiste y más en una población que parece tan culta y bien preparada. Se comprueba el dicho de que en todos los sitios cuecen habas.
Todo esto es obra de los dichosos cuentos de Caperucita, los tres cerditos o los siete cabritillos, cuentos antiquísimos que apoyaban, en su día, a nuestros ancestros, quienes, en su afán por exterminar a su más duro competidor, crearon estas leyendas para transmitirles el miedo a sus hijos y que, de esta forma, se desarrollase el odio. El ser humano odia a lo que teme y mata a lo que odia.
Los suecos aún creen en estos cuentos para no dormir. Puedo hablar con la gente una y otra vez intentando explicar los fundamentos de la predación, puedo intentar explicar las raíces culturales de nuestro origen pastoril para que entiendan de dónde proviene semejante y absurdo terror, que los suecos no acaban de creerme. Da igual lo que les diga. Me sorprenderán al cabo de unos días con comentarios cargados de ignorancia y pánico lupino. Al fin y al cabo, deben creer, vengo de un país del sur... y ¿qué sabremos nosotros?.