El lobo desapareció de la meseta de los Dolomitas, en Italia, hace más
de cien años. En 2011 reapareció con la llegada de una joven dispersante,
seguida al año siguiente de Slavc, el lobo que fue conocido porque,
radiomarcado en 2011, había sido capaz de superar obstáculos antrópicos de
forma milagrosa para llegar desde Eslovenia en un increíble viaje de más de mil
kilómetros a través de los Alpes. Aquí conoció a Julieta y se instalaron,
formando un primer grupo reproductor que ha dado nacimiento a dos camadas.
Este
año se espera la dispersión de los primeros y una tercera camada. El grupo está
formado por entre cinco y ocho lobos pues, como sabemos, la mayoría de los
cachorros y jóvenes acaban muriendo, por diferentes circunstancias, antes de
completar su ciclo biológico.
En 2014 este grupo ha ocasionado algunos daños a ganaderos sin medios
preventivos, provocando más de 50 bajas en ganado. Para compatibilizar esto,
trabaja el grupo Lobo Alpes para la Conservación (Conservaziones Life Wolf
Alps), que desarrolla su labor en regiones alpinas loberas. Se están adoptando
medidas preventivas, como el uso de perros protectores, cercas eléctricas,
pastores y gestión del ganado noche/día, medidas que ya se están adoptando en
zonas como Tentrino, donde se espera pronto el regreso del lobo, algo que es
perfectamente compatible con la ganadería si se toman las medidas oportunas.
Cada grupo de lobos está ocupando un área de unos 200 y hasta 300 kilómetros
cuadrados, y cada grupo se compone de 4 o 5 individuos. Como dicen desde el
proyecto, la idea manida de que los bosques están “repletos de lobos” es una
extraña fantasía.