Se acaba de publicar el resultado de un estudio de la Universidad de Washington, una tesis doctoral dirigida por el biólogo B.Borg para la Universidad de Alaska Fairbanks, financiado por el Servicio Nacional de Parques, que ha evaluado el efecto de la caza de lobos en las áreas periféricas a los Parques Nacionales de Denali y Yellowstone para las posibilidades de observación de lobos en la temporada alta de turismo de avistamiento de fauna salvaje. El estudio ha recogido datos de muchos años de avistamientos, tamaño y ubicación de los grupos y los ha comparado con los datos de la caza. Se correlaciona el éxito de avistamientos con el tamaño de los grupos y la ubicación de los lugares de cría en la proximidad de carreteras, pero también hay una evidencia proporcional que indica que, a más caza de lobos en las zonas periféricas, menos avistamientos en los Parques. Cuando no hay matanza de lobos en un grupo, durante los años siguientes se incrementan en un 45% las probabilidades de avistamientos dentro del Parque de Yellowstone y eran más del doble en el Parque de Denali. La matanza de lobos en las zonas adyacentes a los espacios protegidos afecta directamente al avistamiento de lobos en estos espacios.
Además de la muerte de ejemplares, se produce un efecto sobre el comportamiento de los lobos.
Los visitantes reducen a la mitad sus probabilidades de ver lobos salvajes. Ha habido años en los que la caza de lobos ha estado prohibida cerca de los Parques Nacionales de Denali y Yellowstone y se tienen datos a largo plazo muy exhaustivos de los grupos de lobos.
Se sabe que la reintroducción del lobo en Yellowstone en 1995 atrajo a miles de visitantes, lo que supuso el aporte estimado de 35 millones de dólares a Idaho, Montana y Wyoming, que comparten el Parque Nacional. En Alaska, donde está situado Denali, la observación de fauna salvaje supuso más de 2.7 mil millones de dólares sólo en 2011.